Autor: Fundación Mujeres

¿Cuántas veces puede uno morir? Mi cuerpo lleno de cicatrices agoniza cada vez que aquella mano ajena me toca, cada

Temblaba como si la tierra se agitara y su cuerpo parecía un triste jardín de flores azuladas. Abrí la puerta

-Esto que veis aquí es un cuchillo. Si hacéis lo que os digo, no os pasará nada. Miré el cuchillo.

Quien profana un cuerpo Contamina una vida. Bestia feroz de alma muerta Piensa que aquel útero Que dio la vida

Su mirada vigilando mi vida. No levanto mis ojos, no pronuncio palabra alguna, no respiro, no vivo. Sólo siento miedo.

Me miró con esa nariz tumefacta, bulbosa, encendida por el alcohol. Los párpados al derrumbe. “Ven aquí, pequeña mía”, tirándome

Él la miró y por primera vez sintió lo que era amar. Nunca había notado que su corazón latiera más

Juan ni se imagina la historia de la joven sentada a su lado en el autobús, quien no deja de

El conserje del edificio saluda a Lucía como todas las mañanas. La observa alejarse calle abajo, sin saber que hoy

Él era mi segundo marido, más joven y extranjero, yo le mantenía y le compraba ropa, viví junto a él

“Se te ve que eres feliz” me dijo. En ese momento quise llorar, gritarle y escapar muy lejos. Pero sonreí

¿Sabes lo que es que te derritas sólo con que te mire? Me hacía sentir tan querida, tan única, como

El hijo de un Dios, llamado Itx, considero a su primera mujer Lili, indigna de su amor por querer ella

“Denuncia”. Aquella fue la primera palabra que escuché, cargada de frustración y rabia, cuando conté mi historia. Después de meses

Está llorando en silencio mientras los dos hombres la violan, la embisten. Sus recuerdos emanan. Ve cuando estaba en el

Su mirada misteriosa, el hechizo de su voz y de sus gestos. Imposible verlo y no admirarlo. Inútil conocerlo y

Si nos remontamos a las cavernícolas batallas con temibles dinosaurios, hoy extintos, no dudo que tu mente sea asaltada, por

Caíste en la trampa invisible del miedo. Y por pánico a la incertidumbre, sufres y te cobijas en el maltrato.

Con la mano abierta. Con la mano abierta recibí mi primera bofetada. Me caí al suelo, la nariz me sangraba

Cuando todo terminó, la denuncia, las declaraciones, las exploraciones, las sesiones del juicio, la sentencia… estaba exhausta, rota por dentro

Querido tú: No digas que me quieres y luego me grites. No voy a permitirte ni un solo insulto más.

Haytham derrapó su nuevo capricho vintage a escasos metros del Ferrari de su hermana. Tuvo que subir a mano la

Hola, mamá. Ayer se cumplieron tres años desde que me fui de casa. Sigo acordándome de ti a todas horas.

Más caliente. Más. Mucho más. Escuece, pica, quema, arde. Pero quiero más. Más de treinta, más de cuarenta. La piel

Lo que pareció ser una caricia inocente resultó llevar implícita una urgencia temblorosa. Marta intuyó desde el principio que el

“A las muñecas se nos desviste primero”, explicó la niña de trapo sobre su tumba: una choza de madera y

La noche era lluviosa y los ánimos estaban tan cargados como el cielo. Para tranquilizarlo, María subió al coche. -¿Has

Soy increíble, soy tan increíble que no me lo creo, y me obligo a estar escondida detrás de alguien menos

Mi papá me enseñó que las señoritas se sientan con las piernas cerradas. Por eso aprendí que nunca tendré la

Ni me hables. No me digas que me quieres y me castigues por quererte. No me pidas otra oportunidad que

Salí del bar cuando ya había anochecido. Mi amigo Juan se ofreció a acompañarme a casa, pero preferí irme sola.

Se conocieron en una biblioteca. Después de unos días de tonteo, él la invitó a su casa. Empezaron a juguetear

María despertó rodeada de batas blancas. Acabas de despertar del coma. Has permanecido en ese estado 20 años. María no

Me quedé paralizada. Escuché cómo engranaba la llave de la cerradura y cómo se abría la puerta de la calle.

Decido contarlo, ¡decido vivir! Y entonces fue cuando cambió mi vida. Cuando decidí contarlo. En el pasillo de los juzgados

‘’Esto es carne para perros’’ No sabía cuál sería mi bienvenida al mundo. Era mi primer día en él. Pero

La psicóloga sólo quería saber qué pensaba yo de la virginidad. Que ya, que yo paso, que no me creo

Sí, ya les dije que no se le acerquen a Paola. Es mía. ¿Y qué que tenga novio? No está.

De nuevo, media noche, y el ruido de la puerta se escucha, tus pasos casi en silencio se acercan a

  Mientras sube la escalera, baja la vista y cuenta peldaños. Sus finos tacones intentan dejar un rastro sobre el

Pepe, deja de hacer ruido por las noches que me vas a volver loca. Ya, pero es que yo tampoco

Es sólo un juego. Anda, tonta. Pero no se lo digas a nadie, ¿eh? Se juega así, yo te digo