Pulsaciones golpeando

Me quedé paralizada. Escuché cómo engranaba la llave de la cerradura y cómo se abría la puerta de la calle. Supe que era él y de forma súbita y desesperada, cerré la puerta de mi habitación y me senté, oyendo cada paso e interpretando su movimiento. Buscaba algo, lo pensé por su forma de abrir y cerrar los cajones y las puertas. Dijo algo y se fue. Cuando cerró la puerta, noté el ritmo rápido de mi corazón y sus pulsaciones golpeándome y empecé a llorar… Entrecortadamente.

Katenaria Bilbao