Una mirada
La obsesión nació en los pasillos de la facultad, estudiaba sus movimientos desde el inicio de curso. Se prendó de sus largas rastas, con algún mechón verdoso, y de su esbelta figura. Su rostro se incrustó en la cabeza como un veneno mortal. Conocía el antídoto. Una tarde la siguió hasta el aseo. Esperó a quedarse solos y la empujó contra la pared, le arrancó la camisa y le bajó el pantalón a tirones. Fue entonces cuando por primera vez la miró a los ojos para saciar su instinto animal y calmar ese maldito sufrimiento. Sorprendido, descubrió algo en la mirada de Medusa que lo aterrorizó. Petrificado, sintió cómo su pene erecto se caía a pedazos.
Eternitos