Alas

Alondra amaba sus alas, eran su posesión más valiosa, ellas le ayudarían a volar alto. Por el camino, coincidió con manos amigas que le aconsejaron durante el viaje. También le encontró a él, tan perfecto. No dudó, simplemente se enamoró y dejó que le acompañase en su vuelo. Los primeros días volando juntos fueron maravillosos. Las estaciones cambiaron, se marchitaron las flores y Alondra se dio cuenta que todo había cambiado, le había cortado las alas. En ese instante sintió un terrible dolor en su espalda, sin ellas se encontraba sola. Pasó el frío invierno y decidió construirse unas nuevas. Más fuerte y valiente que nunca, se armó de valor para crear pluma a pluma sus alas sabiendo que volaría más alto de lo que se haya imaginado jamás.

Blanca Lozano