Ella

Sola, caminaba sobre la arena, jugando con sus pies a hacer surcos en los que penetraba el agua, sola, consigo misma. Los días pasaban… Y seguía caminando sola, consigo misma. Aunque no lo sabía, sólo era necesario un batacazo más para que el bucle se deshiciese. Un batacazo más en el cual no fue necesario que su círculo le recordase lo válida que es, necesaria, preciada, generosa… Sólo hizo falta una última hazaña de él. Él fuente de alimentación de la soledad, él, generador que alimentaba los pensamientos rumiantes en ella, él, encendedor que prendía inseguridades y dudas en ella, él. Ahora sí finalmente, caminaba consigo misma sobre la arena, jugando con sus pies a hacer surcos en los que penetraba el agua, pero no sola, con la mejor compañía. Ella.

Paz