Camino valiente
Venía todo los días con la misma bufanda, lentes oscuros y siempre cubriendo la mayoría de su cuerpo. Siempre callada, llegaba a la clase, tomaba sus notas y se iba derecha a su casa. Esa tarde su única amiga decidió acompañarla a la casa.
Al día siguiente…entonces todo cambió…fue el primer día que le conocimos la mirada. Su rostro y cuello marcados. Todos sospechábamos que ella era una víctima más de la violencia doméstica. Pero fue la valentía de su testimonio, lo que realmente nos hizo reflexionar, ayudar y denunciar, tales crueldades.
Morosha