A dos pasos por detrás
Agudicé el oído,
a apenas dos pasos por detrás,
el miedo ya habitaba en mí,
y la esperanza de que esta vez no llegase a más.
Sintiéndose el león,
yo dentro de una jaula,
pero sin alas,
que han sido cortadas,
por miradas y pasos.
Haciéndome hormiga,
temiendo su grandeza,
creyéndome inferior,
por asociarle cualidades al rey,
que en realidad nunca tuvo.
Su superioridad me ha invadido,
y yo ahora no reacciono,
él ruge,
y yo, en esas condiciones,
solo sé huir,
pero tiene tan interiorizado que es el mejor,
que me atrapa,
y a mí,
solo me queda acostumbrarme.
Me acerco al panal,
y siendo yo la reina,
les cuento llorando,
que para los leones,
somos una más.
María Tebbane