Todos los días
Todos los días llegando a mi casa, me encuentro con mi vecina Milagros asomada al balcón y me recuerda que cuando lo necesite puedo ir a su casa y ponerme a salvo, en verdad no la entiendo, ¿para qué voy yo a necesitar ayuda? Todo cambia cuando entro a mi casa y veo a ese hombre sentado en el sofá, me acerco a él para darle un beso, pero me aparta de un empujón. Cuando llega la hora de la comida, se la llevo al sofá, cuando no le gusta lo tira al suelo y empieza a gritar, me voy corriendo y me escondo debajo de la cama, los golpes son fuertes, muy fuertes… Tras mucho tiempo escuchando golpes y cosas romperse, un portazo hace el silencio en la casa, me atrevo a bajar al salón y le digo a mi madre: ̈Mamá, no me gusta el nuevo papá
Nanel