Que no te cuente cuentos el diablo
Todos tenemos secretos. El problema es quien nos engaña diciendo que un trance lúgubre que nos sumerge a un abismo desgarrador es un secreto que debemos postergar en una mazmorra. Frente a un monstruo que evoca escalofríos de mármol sumergidos en repugnantes convulsiones que agitan entrañas. Caos y fuego que perfila muslos. Tormenta en un mar de nubes carmesí de un atardecer estrellado de verano. Primera vez que dormiste en casa de tu mejor amiga. Al amparo de lo que creías seguro. Tácita sequedad metálica en tus labios mientras lavas sangre seca. No es tu culpa haberte cruzado con el jadeo halitosico de belcebú. Eco polvoroso que apagó tu esencia. Sólo recuerda, la verdad es la estrella que encierra demonios sin alma y recupera tu ser.
Carax