Mi más bonita mentira

Me levanté un día, me puse mi corrector que utilizo cada mañana para que no se me noten las ojeras y el ojo hinchado de aquel golpe “accidentalmente” que me di, me quede en el sofá esperando a que el llegase para darle una sorpresa con su café preferido, pero el vino enfadado y borracho de aquel bar que tanto visitaba, tiró nuestra foto, me gritó y me empujó hasta que me di con aquel pico de aquella mesa, mi sangre manchó el suelo y sus lágrimas falsas intentaron limpiarla, me echó a mí la culpa porque era muy torpe, decía, mientras me cerraba los ojos. Con el miedo inyectado en los ojos, me enterró en aquel bosque donde me pidió salir por primera vez, fue ahí sin darme cuenta puse fecha a mi muerte.

Pam