Lo siento mami

Cómo resumir en 1200 caracteres toda una vida sin reconocer que lo que mi madre vive como amor es, en realidad, violencia. Tras más de diez años en paro, haciéndose cargo de sus hijas, de su casa, de su vida, escucha todos los días cómo su amor la hace inútil. Su trabajo no reconocido, no remunerado, no tiene para él ningún sentido. “Llego reventado todos los días de trabajar, lo último que me apetece es escucharos”, “a ver si te enteras de que todo esto cuesta trabajo y esfuerzo, las cosas que se rompen en casa las pago yo”, “me tenéis hasta la polla de chupar del bote, sois como cucarachas”. Palabras. No son cuchillos, son palabras. No balas, palabras. Pero duelen casi igual. Todos. Y. Cada. Uno. De. Los. Días. De. Nuestra. Vida. “Todos los días escornado para que tú estés aquí con el chocho puesto en el sofá”. Palabras. Yo las legitimé en su momento. No veía que el dinero es solo un arma más para cimentar el aislamiento de mi madre y su no-independencia. No vemos que esto sigue, se mantiene. Perdona, mami, por no defendernos y creer que el dinero nos daba la felicidad. Perdona, por encerrarte yo también y alimentar el monstruo de tu inseguridad. Estoy contigo, mami.

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