Lo mejor del día

Desde la cama, oyó la puerta cerrarse. Se alejaban los gritos, el dolor, la ira. El hogar quedaría tranquilo durante nueve horas. Sin dudarlo, era el mejor momento del día. Se levantó, se miró al espejo y soñó despierta en que se armaba de valor y se alejaba de esa casa con decisión, dejando atrás el terror para siempre. Sólo era un sueño, pero a la vez una pequeña gota de esperanza que iluminaba su vida hasta que se volviera a acercar la hora de su retorno.

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