El amor de mi vida

Todavía recuerdo esa pareja en la que él decidía a dónde salir y ella, sin más remedio, aceptaba. Nunca tomaba sus propias decisiones. Ambos pasaban mucho tiempo juntos e incluso llegaron a mantener relaciones sexuales.

Llegó el día de su boda y más tarde tuvieron hijos. Cuando él consideró oportuno los educó a su manera. Mientras este trabajaba, ella se dedicaba a cuidar a sus hijos, además de hacer las tareas del hogar, y siempre estaba dispuesta para su marido. Acababa agotada y se sentía angustiada.

Como no podía ser de otro modo, lloraba en su cuarto y se ahogaba en sus lágrimas. La gente de su entorno, como es lógico, se preocupaba por ella, pero ella siempre decía lo mismo: gracias a mi marido, estoy superando la situación.

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