Ahora ya no estás sola
Una tarde llamaron a la puerta, era Patricia llorando desconsolada y me dijo:
Mamá, no sé cómo dejar a Oliver. Me controla el móvil, no me deja ir con mis amigos, no puedo llevar la ropa que yo quiero. Lo peor ha sido hoy, me ha insultado y me ha pegado. Tengo miedo. Ahora no para de llamarme y dejar mensajes en WhatsApp, que lo siente mucho, que le perdone. Pero sé que no debo, no puedo seguir, lo sé. Esto no es amor.
Sentí el dolor más grande del mundo, mi niña venía esa tarde con el corazón roto, dolorido, frágil y asustado.
Gracias, Patricia, hija mía por confiar en mí. Has tenido el valor para contarme todo esto. Lo que era tu primer amor se ha convertido en tu peor enemigo.
Ahora ya no estás sola.
Marvi