Mírate

Busco el maquillaje, como cada mañana, uno que sea oscuro, aunque mi piel sea blanca. Mejor salir a la calle pintada como una puerta que tener visibles las marcas de haber sido golpeada contra la puerta de mi casa. No puedo dejarle, la culpa es mía. Qué vergüenza contarlo, mi hija se disgustaría. Ella tiene su vida, sus hijos y su marido, no quiero distraerla.

Hace poco me llamó por teléfono, tenía la voz temblorosa, pregunté qué ocurre, respondió nada, solo que estaba cansada. Me acerqué a su piso. Cuando entré al salón vi que estaba sentada, me acerqué a verle la cara, muy maquillada.

Clave de paz