Miedo

Salí del bar cuando ya había anochecido. Mi amigo Juan se ofreció a acompañarme a casa, pero preferí irme sola. Acababa de conocer a una chica y no quería chafarle la noche. Caminé entre la gente hasta que salí de la zona de bares. La noche era cerrada, ni una estrella, ni siquiera la luna. Saqué mi móvil para amenizar mi trayecto. Comencé a leer noticias mientras mis piernas andaban sin pensar. De pronto, noté como alguien caminaba tras de mí. Eché un vistazo. Un hombre de mediana edad seguía mis pasos, pero parecía no prestarme atención. Mi corazón comenzó a latir deprisa. Intenté calmarme mientras el hombre se acercaba cada vez más rápido hacia mí. Pasó de largo sin mirarme. Respiré y una pequeña lágrima recorrió mi mejilla. Continué mi camino cada vez más nerviosa. Volví a notar cómo alguien seguía mis pasos. Esta vez no dudé y eché a correr. No quería sentir más miedo. La persona que me seguía comenzó a correr tras de mí. Busqué, en vano, un sitio donde esconderme. Oía cómo me gritaba algo que no lograba entender y sentí cómo me agarró del brazo. Grité y, al girarme, vi que era Juan. —Tuve miedo de dejarte sola —me dijo. “Yo quiero dejar de tener miedo a la soledad”

PEGI