Zana

Entré al ‘puticlub’, nunca voy, como dicen todos, pero fui. Pedí J&B, bebí, no era ‘garrafón’, tampoco J&B. Las chicas ofrecían sus encantos, impresionantes. Me impactó una rubia, bellísima, alta, ¿vestida?, con biquini, era kosovar, hablaba algo español. Me gustó, no era pegajosa como otras que invaden tus partes si les dejas. No me gusta tanta prisa, pero cada una tiene su estilo. Se llamaba Zana. Me convenció de entrar, no le costó mucho, a un reservado, lugar más Íntimo, no incluía ‘follar’, para eso soy muy especial. La besé, era deliciosa, pero cuando más la trataba, más me mosqueaba. Era muy inocente sin darse cuenta. Le pregunté la edad. Dijo dieciocho, pero un brillo en los ojos la delató. Fui al servicio, allí llamé a la policía. Volví, ya no la toqué más, ella no insistió, le bastaba con facturar copas. Al llegar la policía se armó un gran revuelo, quiso esconderse, pero se lo impedí. Al rato se la llevaron con otras, todas menores y sin papeles. A mí también me llevaron a comisaría, me soltaron al comprobar que fui yo quien les llamé. Me dieron las gracias, dije que suelo ir a tomar una copa con mujeres, no con niñas. Y me fui a casa.

AMEL