Siempre viva
Aquel día, vio una vez más los ojos desencajados de su agresor, quedando estéril todo el amor que le había dado, se alimentaba de aquella sutil bailarina, delicada y endeble que le hacia descargar toda aquella adrenalina que le aportaba su asqueroso y repugnante ego de superhombre, alimentado por el egoísmo de una mala madre, que solo veía en su nuera a una pobre y desgraciada muchacha. Pasaron los años hasta que Raquel aprendió a quererse, en medio de todo aquel mundo lleno de terror donde no existía más que desprecio y mil razones para emprender el vuelo, Raquel despojada de todas aquellas ataduras que no le pertenecían y que fueron su mayor equivocación, un día se desprendió de su pesada armadura, Hoy es una mujer libre y viva, ¡siempre viva!
Violetas