Mi corazón
El tiempo no me pertenece, se sienta a esperar debajo de los pórticos, envejeciendo las calles, manoseando las estatuas. Respiro. Otra vez el maldito óxido en la boca del estómago, subiendo por mi cintura, arañándome con sus metálicas uñas. Coloco la cabeza entre las rodillas. Lleno mis pulmones. Pedazos de lava en la lengua. Los músculos en tensión. Respiro más hondo. Aprieto los dientes. El mundo gira y gira y yo voy tras él dejando la voluntad doblada bajo las hojas grises de un calendario enmohecido. Guardo silencio, porque hay momentos en la vida, ahora lo sé, que tienen su propio pulso, que laten con un corazón que va creciendo fuera de los márgenes de los ojos, un corazón al que tengo que aprender de nuevo a cuidar.
Dax