Mercancía
Mercancía.
El encuentro había sido concertado con el cuidado de no ser vistos. Acordaron el precio, debía ser morena y joven. El hombre de anteojos y tapaboca, le prometió cumplir. El cliente con mucho dinero siempre había conseguido aquello que era de su gusto. No le importaba pagar, lo más importante era que nadie lo sepa.
La mujer estaba desesperada. Su hija no había vuelto a la casa y ya habían pasado 14 horas. Había una pista. La Fiscal y la mujer policía actuaron con rapidez. En la ruta camino a Buenos Aires los detuvieron y la joven estaba allí, golpeada y drogada, pero con vida.
La fiscal preguntó con repugnancia al hombre de anteojos y tapaboca
– ¿Cómo pueden hacer esta porquería?
– Es simple – respondió – hay muchos clientes…
Al Gens