Marionetas del pasado
Aún siento la opresión de aquellos días en los que él desparramado en el sofá miraba la televisión junto a marionetas impávidas que sabían que hasta respirar molestaba. Él era el dueño del mando de la TV, de todo lo que se veía en ella, de lo que se hablaba, de nuestras vidas y de nuestros destinos… Aquellos malos días quedaron atrás a raíz de la separación. Ella consiguió desprenderse de él, su marido, pero yo quedé atrapada durante años. Veinte fueron los años que le sirvieron a él para seguir haciéndome daño. Hoy día se queja porque está mayor y muy solo, según dice, a causa de su única hija que le tiene abandonado. Si algo aprendí, a pesar de la culpa, es que un padre que maltrata nunca podrá ser un buen padre.
Mar de María