Los dueños
Trata
Se ubicó con obstinada precisión para que el tren diluyera en su cabeza las voces amenazantes. Durante un instante sus ojos rodando por la vía vieron con horror lo que había quedado de ella. Igual sonrió pensando qué les dirían a los hombres cuando reclamaran por la chiquita, tan chiquita y tan puta, que no dice que no a nada.
Morena Clara