La Huida

Cuando tú no estabas. ¿A qué habías salido? No sé, intento recordarlo. Qué más da, poco importa. No estabas. Miré por la ventana. El azul palpitaba ante mis ojos. Me acerqué a la puerta de entrada, de salida. Abierta. El corazón arranco fuerte, sí, no, sí, no. Miré afuera, el azul me llamaba. Bajé sigilosa, por si acaso, hasta la arena que conducía hacia la mar. El sutil calorcito de la primavera, rozó mis pies. Descalzos. La arena se fue incrustando, suave, entre mis dedos. Dormidos. Olí profundo. Escuche atenta el sonido acompasado de la ola. Seguí andando, me fui irguiendo. Anduve. Hacia adelante. Habías salido. ¿Volviste?

Marea.