LA CENICIENTA QUE NO LLEGÓ A PRINCESA
Como tantas Cenicientas Nabuka, apenas iba a la escuela, porque tenía que cuidar de sus dos hermanos, su madre había muerto de una infección.
Su padre trabajaba en lo que salía como su hermano Sugar
Aún una niña, su pecho despuntaba turgente, su cuerpo infantil cambiaba.
Una tarde… su padre vino con un señor, que la observaba detenidamente, no quitaba su obscena mirada de ella, temía lo peor, ya había pasado con otras niñas.
-¿A donde, Con quién?
Los comentarios eran diversos, a trabajar, otras se casaban con hombres mayores por unas cuantas monedas, o dos vacas que daban como dote, la familia aceptaba gustosa.
Esas “ventas”, en la mayor parte, terminaban en las calles de cualquier ciudad, vendiendo su joven cuerpo, recluidas en cualquier prostíbulo, entregándose a borrachos, gente sin escrúpulos, ese era su futuro, sin libertad, drogándose, obligadas por proxenetas de turno vigilantes.
Nabuka,, una cenicienta que nunca llegó a princesa, como Majó, que parecía una muñeca rota, de largos cabellos crespos, pintarrajeada , con un cuerpo escandalosamente bello y herido.
Lloraron juntas. Saldremos de aquí, dijeron…
Bidasoa.