Fath o de la victoria
Haytham derrapó su nuevo capricho vintage a escasos metros del Ferrari de su hermana. Tuvo que subir a mano la ventanilla del Seat 131 Supermirafiori, antes de encarar las dunas de una de las playas familiares.
—Ya sabes lo que opina papá de los bikinis… — le advirtió al verla tumbada tomando el sol.
Fath se sacó las gafas tintadas.
—Ahmed me ha pegado… —Un moretón en el ojo derecho atestiguaba la furia de su esposo—. Le voy a dejar… ¿Qué crees que opinará papá de eso? —No esperaba una respuesta. Fath se entretuvo rebuscando en el interior del bolso. Extrajo un diminuto trozo de tela blanca, y, sonriente, se la entregó a su hermano. Era una etiqueta, en la que podía leerse: Made in Israel—. Sí, sé lo que opina papá sobre los bikinis manufacturados por esos judíos… Ya ves, no debes preocuparte: se la arranqué.
Reni