Escribiendo una vida
Puede ser que dentro de unos años no recuerde de qué página salió lo que viví. Puede que del peor capítulo me quede una breve reseña pero hubiera jurado que este libro no lo leería nunca y aquí estoy sin creer aún que en mi vida se escribieran aquellas palabras. Pensé sin más que ese relato sólo se escucharía en la voz de otras mujeres y que sabría reconocer su estilo soez aunque fuera sutilmente enmascarado.
Es el tercer jueves de noviembre, en breve hará cinco meses que nos separamos y aún me pregunto cómo haré para dejar atrás esta vida prestada, si mi cuenta corriente sólo sabe deber.
Estas navidades serán diferentes…y mi resiliencia en rebajas no me da para tanta fiesta. A este hogar de alquiler en el que vivo ahora parece que no le encajan ni luces, ni adornos. Eso pienso mientras miro las manos de mis hijos escribiendo una carta imposible a los magos de oriente. Lo cierto es que ya se acabó la reserva de lágrimas, no sé si esto será mejor, pero creo en mí. Sé que mis miedos como esta tarjeta de crédito tienen fecha de caducidad.
I.M