Supongamos

Presentaron a los profesores que iban a discutir sobre macro economía y política social. Una vez referenciados todos, le dieron la palabra a la doctora Corrales. Ella se levantó y dijo: “Supongamos que estamos en un país muy pobre y visitamos una lejana aldea, donde las enfermedades se diseminan fácilmente y no hay acceso a cosas básicas como agua potable, comida, trabajo digno o educación. Visitamos la casa de la persona más pobre de la aldea, que tiene que prostituirse para darle de comer a sus 4 hijos. Tocamos la puerta y nos abren. Levante la mano quién vio abrir la puerta a un hombre”. Nadie lo hizo. Desde allí, la doctora Corrales enfatizó que el trabajo para acabar con la pobreza no debe centrarse en cifras, sino en personas: acabar con el imaginario que identifica a la mujer siempre con las peores condiciones ¿creen que es casualidad que hayan imaginado una mujer? Yo no. Así como intencionalmente se lleva a la mujer a estos extremos intencionalmente la podemos sacar, pero necesitamos hacerlo visible para actuar. La conferencia siguió, pero algunos estábamos planeando cómo ayudar. La mejor conferencia de mi vida.

Geb