Domadora de leones

Quiere ser domadora de leones, pero no puede calmar a las bestias.

En el umbral de la cocina, con su cerveza favorita y todo el cuerpo temblando, se acerca por la arena del circo hacia su fiera.

Con la mano parpadeando, le acerca el botellín esperando que no se la desgarre, y tiene suerte porque en ese instante el fútbol distrae al león de su salón, evitando que note su dolor y le arranque el corazón.

Julia