Cuéntame otro cuento
Érase una vez una princesa que anhelante esperaba a que su príncipe azul llegara a lomos de un blanco corcel. Todo se desvaneció cuando el insistente sonido del móvil la sobresaltó, apoyó la cara contra la almohada apesadumbrada por su sueño, hacía poco tiempo que había dejado la infancia atrás y ya odiaba los cuentos.
Temblorosa tomó el teléfono entre sus manos, tenía decenas de mensajes de ese supuesto príncipe. Las palabras la golpeaban y el dolor hacía brotar las lágrimas, tanto lloraba que no vio a su madre entrar, el cálido abrazo que recibió y unas pocas palabras “no te preocupes, estoy aquí”, apagaron su sentimiento de soledad y le hicieron recuperar la esperanza de que juntas escribirían las últimas líneas de ese sombrío cuento.
Paloma Pichón