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“.- ¡Deja de quererlo y empieza a quererte!
Las palabras de mi mejor amiga resonaron en mi cabeza, y yo, pensaba una y otra vez: ¡Dejar de quererlo! ¿Cómo? ¡Imposible!
La miré a los ojos, noté la compasión en su mirada, bajé la cabeza y le contesté:
.- No puedo dejar de quererlo.
.- Sí puedes, ¡Basta ya! Él no te quiere.
.- Sí me quiere.
.- No te quiere, porque te controla.
No te quiere, porque te humilla.
No te quiere, porque te grita.
No te quiere, porque te agrede.
No te quiere, porque te matará algún día, así que deja de quererlo y empieza a quererte ¡Ya!
.- Sí me quiere, porque…
Me quedé en blanco, no pude continuar. Cogí el teléfono, marqué las tres cifras que me salvaron la vida y empecé a quererme.”
J. S. ALVIR