Ni una más

Te sumergís en nuevas aguas. La luz descubre tus heridas, que ya no sangran, no lastiman, no te asfixian. Sólo está tatuada en tu alma, ahora sin violencias. Y volvés a empezar, liviana, ya no más lágrimas, no más llantos. El cruel despojó sus años, enterró los golpes, rodó entre el rojo carmesí y las danzas de fuego. Entonces, quedó el ayer sepultado en el tiempo. Respiraste profundo. Y otro aire surge en tu universo, que te entrega las fuerzas necesarias para continuar con sonrisas y cantar al alba.

Marilyn Zumbo