La calle es de todos y no de todas

Ahora sé que la calle es de todos y no de todas. Nadie me advirtió de eso. Me llamo Elena, tengo 15 años y acabo de llegar a casa con las bragas rotas. Tengo que contárselo a mis padres, pero no sé cómo. Tengo frío y la boca seca. No llegaron a violarme. Eran 3. El alto gritaba: sujétala mientras la toco. Tranquila no vamos a penetrarte. No queremos dejar huellas. El gordo me arrancó las bragas y se las pasó por la cara una y otra vez. Los tres reían alto y fuerte. La calle vacía, las 2 de la madrugada. Me han quitado el móvil y el bolso. Así vas a estar más tranquilita. Camino hasta casa. Me llamo Elena, tengo 15 años y acabo de llegar a casa con las bragas rotas. Tengo que contárselo a mis padres

Nairobi