¿Y a ellos?

Nadie le había hablado de ello y, sin embargo, lo sabía.

Ten cuidado.

De niña notaba que algunos adultos eran un peligro.

No sabía bien por qué.

Se cuidó y tuvo suerte.

Con el paso de los años, ya en la adolescencia, descubrió que el otro, a veces, quiere ir más lejos de lo que tú le dejas. Y que era una lucha desigual.

Había que seguir teniendo cuidado.

Cada vez más.

Siendo ya mujer adulta, formada y fuerte tuvo claro los sitios por los que era mejor no pasar.

Para no tentar a la suerte.

Esa advertencia muda con la que venimos al mundo.

Ten cuidado.

¿Y a ellos? ¿Quién les dirá que se alcen con nosotras, para que ninguna mujer se quede sin suerte?

Se lo diré yo: para dejar de enmudecer el acoso y la violencia, hij@s, sed valientes.

Alborade