Una más de tantas
Soy una mujer adulta, y demoré 41 años en sacarme el asco, el enojo y el dolor de encima. Tardé todo ese tiempo. Tenía 8 pequeños años cuando mi hermano adolescente me manoseó, desde ese momento y por 4 años se repitieron situaciones espantosas y agotadoras. Situaciones de abuso y violencia sexual que no entendía. Que me asqueaban. En la escuela era una alumna perfecta, tenía las mejores notas, fui abanderada, y también me eligieron como mejor compañera…aunque era rara, porque lloraba por cualquier cosa. Todo el tiempo. Sin explicación aparente. Quizás estaba pidiendo ayuda, quizás quería que alguien, ajeno, me preguntara por qué lloraba. En mi familia nadie supo ni quiso darse cuenta. Tenía la esperanza de que alguna persona me preguntara, me escuchara. Yo misma muchas veces dudé de la ocurrencia de esos eventos. Hoy estoy escribiendo este relato por primera vez. Porque recién ahora puedo saber que no fue mi culpa, que yo sola no podía cambiar nada, que era muy pequeña y la crueldad era muy grande. Estaba sola e indefensa. Faltó que alguien me mirara con ternura y con respeto. Fui una más de tantas otras nenas violadas, a quien le faltó una mirada tierna, y le sobró horror.
IOCCHI