Una cuestión de justicia
Una tarde de septiembre una chica se dirigió al trabajo. Hoy es día de cobro. Cuando llegó a la oficina de su jefe se encontró con un compañero del trabajo. Al recibir el dinero, ella se dio cuenta de que había cobrado menos que él habiendo trabajado las mismas horas. Se enfadó. Le reclamó el dinero al jefe, quien no le da explicaciones. Molesta, abandona la oficina y decide demandarle. Y la señora habla con un abogado, quien le asegura que es imposible ganar este juicio porque hay desigualdad salarial y por eso le pagan menos que al señor. Ella, ante la injusticia, habla con sus compañeras que piensan lo mismo pero ellas no se rebelan por miedo a perder el trabajo. Se siente triste y abandonada, pues nadie va a ayudarla y piensa que solo ella ve la injusticia. Cuando llega a su casa, como último recurso, decide buscar a alguien más que piense como ella. Si son muchos, ya no serán gente incomprendida. Crea una página web donde explica su situación y pide a todas las mujeres a las que les suceda lo mismo que hagan huelga y no vayan al trabajo. Como la huelga ha sido muy popular, se redacta una nueva ley para que las mujeres cobren igual que los hombres.
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