Reacciona
Entonces llegó. Plaf. Otra bofetada más. Clara quería que parase la pesadilla. Entre lágrimas, gotas de sangre y casi sin vista debido a las hinchazones en los ojos, alcanzó el teléfono como pudo, mientras Fran se iba en busca de cualquier otro objeto que pudiera usar contra ella o para “jugar” juntos, como él reclamaba. Marcó tres simples números: 112. En cuestión de minutos, cuando Fran volvía y justo antes de que la atacase con un nuevo “juguete” que había comprado, un hombre vestido de azul se le echó encima. Clara se desmayó. Despertó en el hospital. <<Nunca más te harán esto>>, le dijo la enfermera. Entonces se dio cuenta de que lo había logrado. <<Por fin se ha acabado>>, pensó ella. Echó a llorar y notó el dolor de toda la cara.
Rodri