Primeras veces

La primera vez que se cogieron de la mano fue cuando él le pidió salir una noche de diciembre. Las luces navideñas iluminaban las calles mientras ambos se hacían la silenciosa promesa de hacer feliz al otro.
La primera vez que las manos de Álvaro exploraron el cuerpo de Eva, sus caricias fueron pasión y fueron ternura, tan cálidas y suaves como los rayos de sol de los primeros días de verano.
La primera vez que Álvaro le alzó la mano llevaban medio año juntos. Esas manos que una vez le hicieron sentir tan segura ahora amenazaban con destruir todo lo que una vez sanaron.
La primera vez que Álvaro le dio una bofetada, Eva confirmó con horror que aquellas manos se habían convertido en su perdición, en el inicio de noches y noches de llanto ahogado, soledad y vergüenza.
La primera vez que Álvaro acarició su cuerpo después de aquello, Eva no paraba de temblar. La primera vez que la besó, ella se quedó quieta mientras intentaba no echarse a llorar.
Y esa primera vez se convirtió en la última. No más llanto, no más golpes, no más dolor. No, nunca más. Porque Eva era suya, sólo suya, y cuando habló por primera vez… Por primera vez en mucho tiempo, sintió que por fin podía respirar.

Yozo