Los dedos sobre mi muslo
Era el año 1994 y yo estaba haciendo las prácticas en una emisora de radio. Yo tenía 18 años y él más de 50. Yo acaba de empezar a estudiar Periodismo y él estaba casado y tenía dos hijas. Me dijo de vernos porque tenía un trabajo que ofrecerme en una emisora local. Me llevó a mi casa. Paró el coche y aún siento escalofríos al notar su mano en mi nuca. Después me quedé helada con aquellos dedos tocándome el muslo. No acertaba a entender por qué hacía todo aquello. En unos segundos que se hicieron eternos, no me podía mover del miedo hasta que mi cabeza le pudo ordenar a mi mano que abriera la puerta del vehículo. Mis piernas, aunque temblorosas, me ayudaron a salir del coche. Nunca más volví a aquella empresa. Ahora ya saben por qué.
Besterik Gabe