¡Libre por fin!

Al fin, conseguí mi libertad. No hizo falta decir nada, ni hacer nada…después de todas las humillaciones desde que lo conocí; en la calle, en casa, en el parque, donde fuera ahí me cogía del cuello o la punta del iceberg…me propina un soberano puñetazo por defender a mi hermano. Ya no está, se ha ido de mi vida como entró…ahora toca vivir, saber que se siente cuando un hombre te trata como lo que eres…una mujer; en definitiva, ¡SER FELIZ! Gracias a Dios yo puedo contarlo…

ElisabethSagar35