Gracias y perdón

¿Te apetece? Me preguntó mientras barajaba opciones por si un “no” le ofendía.
No te veo convencida, mejor otro día.
Gracias y perdón, reflejó mi interior. Me miró y lo descifró. Nunca te disculpes por un “no” y menos agradezcas su perdón.
¿Es digno de alabar que respeten mis decisiones? ¿Es digno de agradecer acaso que no me violen? No podemos conformarnos con no cruzar la línea roja que tenemos marcada como maltrato.
“No, pero a mí no me pega, ni me dice nada malo” ¿No cuenta ese beso forzado? ¿No cuenta aquella tarde llorando? Que te quieran no es más que lo esencial.
Para esos casos en los que es tarde, nunca lo es, no os rindáis. Que nadie siga viviendo por vosotros. Luchad por poder contar vuestro propio final.

Lussay