El valor
Dos jerséis, un pantalón, unas zapatillas, etc. lo metió todo en su maleta y cerró la cremallera. Antes de cerrar la puerta volvió la vista para ver por última vez la habitación que había sido su hogar durante el último año. Ahora sabía quién era, sabía que era fuerte, sabía que era capaz de hacer todo lo que se propusiera. No había recibido golpes físicos, no había tenido que ir nunca a un hospital, pero sus frases…!No vales nada! ¡No sabes hacer nada! ¡Si no fuera por mí no podrías ni comer! le habían hecho sentir la persona más inútil del mundo. Ahora se despedía de la casa que le había acogido, de la gente que le había enseñado a valorarse y quererse tal y como era. Nunca más iba a perder su autoestima, nunca iba a dejar de quererse.
Escherichia coli