Dualidad
Tengo la regla, otro día. No quiero, te lo vuelvo a repetir, no me apetece. Hoy no. No me toques. Sí que te quiero, pero eso no significa que tenga que querer siempre. Para, suéltame. No me agarres así de fuerte. Me estás haciendo daño. Para. Para. Basta ya. Que sea tu novia no significa que tenga que apetecerme acostarme contigo. ¡Au!. Me estás haciendo daño. Suelta. Voy a chillar.
Déjame tu móvil. ¿Quién es ese con el que estás hablando por Instagram? ¿De qué lo conoces? ¿Te gusta? Si hablas con él es porque te gusta. No me fío ni un pelo de ti. Es que las tías sois todas unas guarras. Siempre me pasa igual. Ya entiendo por qué subiste el otro día una foto en bikini, era para que te dijera lo buena que estás, ¿no? Pues te estás poniendo gorda, que lo sepas.
¿Mi padre? Él nunca está en casa y mejor, por eso no merece la pena que te lo presente. Se pasa el día trabajando o en el bar. Cuando está en casa se pasa el día gritándonos. Sobre todo a mi madre y a mi hermana, a mí un poco menos. Sí, las culpa de no tener la casa a su gusto. A mí esas responsabilidades no me las impone. Es super incómoda su presencia. A veces dudo hasta en si le quiero o no. Pero no puedo hacer nada.
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