Como un animal
No quería escuchar nada, estaba escondido debajo del sofá, aturdido, sin saber que pensar, el niño quería cantar y jugar pero algo peor escuchaba sin cesar. Los gritos de su madre atronaban su cabeza sin parar. El niño triste está. Escuchaba a aquel novio de mamá gritar y regañar. El niño quería dejar de escuchar. Quería ser valiente y ponerse a luchar, pero el miedo le reconcomía sin parar. En la cocina un tremendo golpe sonó sin demorar por toda la casa, ella intentó defenderse, pero aturdida y paralizada no lo pudo lograr. El hombre no paraba y la mujer se cansaba de luchar por su voluntad, y el hombre no descansaba de golpear, la mujer entre sollozos y lágrimas pidió compasión por su vida, pero el hombre como un animal no paró de dar.
Esther