Aquella taza de café

Tras terminar las clases, como de costumbre fue a tomarse un café. Allí conoció a lo que a ella le parecía un gran amigo.
Comienzan a hablar todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar. Que caprichoso fue el destino cuando él le invita a su casa. En la casa de aquel hombre, él le invita a una taza de café sonriendo, ya que sabía lo que iba a ocurrir.
Ella se despierta en su casa y mira el reloj, son las doce ya pasadas, piensa. No recuerda nada, pero se percata de que tiene lametones por el cuerpo y en su mano pone escrito: 22 diciembre 13:38 en casa Ginés. Ella no entiende nada pero al final va al lugar, sin saber, que le iba a pasar lo mismo otra vez, otra taza de café, otra vez…sin recordar nada.

Levi