Alba

La madre acaba de cerrar el cuento del lobo. Afuera en la noche la tormenta se precipita brutalmente de un lado a otro, a tientas, enmarañando el bosque y sus entrañas. Nieva salvaje. Sin embargo aquí dentro, en la habitación cálida y confortable, madre e hija comparten una quietud y una calma casi extrañas. Va a levantarse cuando la manita de la niña la detiene. No, mamá, le susurra en voz baja, casi con temor de que alguien más pueda oírla. ¿No?, sonríe la madre sin saber muy bien. No, repite la hija, esta vez más firme y con una mirada valiente y llena de luz. La madre no puede evitar estremecerse. Mira al exterior la noche a través del enorme ventanal. Es cierto. El cuento no ha acabado. Pero allá a lo lejos empieza a despuntar el día.  

José Buzón García