Normales

—La niña vendía saltamontes hechos con hojas de palma —te contaba.
Fue en el Huembes, Managua, meses atrás, mientras tomaba un jugo en un caramanchel fuera del mercado, con el bullicio y el calor alojados en el interior de los soportales. La niña se acercó y me ofreció un saltamontes. Le dije que no. Luego me preguntó si vivía lejos. Le contesté que en España y me volvió a preguntar si se tardaba mucho en ir caminando hasta allí. “Yo antes vivía en Italia —me dijo—, pero me aburrí y ahora vivo en un hotel muy bonito con muchos juguetes y con mucha gente”.
—¿Pero era una puta? —me interrumpiste, y los dos nos quedamos pensando en la palabra y en una niña.
También pensábamos el uno en el otro. Yo, en por qué me habías hecho esa pregunta con ese tono. Y tú, seguro, te preguntabas por qué te había contado esa historia, quién era yo, si solo nos conocíamos de quedar los jueves para jugar al ping-pong, y los dos sabíamos que hay hombres que se acuestan con niños.
¿Quiénes son los hombres que se acuestan con niños, cómo son, qué hacen?
Normales.
Después nos despedimos dándonos la mano y quedamos en vernos el jueves siguiente para jugar el partido, como dos hombres normales.

Willian Bogarino