La maldición
La leyenda hablaba de la joven más triste del mundo, lágrimas caían creando un río que hacía crecer un bosque de maleza. Coleccionaba males alimentando su cauce, brotando sus rosas negras. Nació con una maldición: no podía decir que no. Los que la protegieron pronto pasaron a aprovecharse de su carga, hasta que ella se marchó lejos, donde no pudiera ser manipulada por manos egoístas. Demasiadas nacieron con esa maldición. No había negación. Morían por dentro despacio. Siguieron su ejemplo y se marcharon, a lo alto de una montaña, a la profundidad de una cueva. Nació un río por cada tristeza, hasta que el mundo dejó de ser tierra, sólo el agua que acabó con las personas crueles que no aceptaban un no por respuesta. Sin libertad no hay vida.
Leyre Martín