De Refranes y Umbrales
Relato Finalista 2014 Categoría General
La noche había sido dura. El inició una pelea que, como siempre, ella perdió. Cuando, después de someterla, decidió irse, cometió un error.
Él, que siempre lo controlaba todo, olvidó cerrar la puerta con llave.
Ahí estaba la oportunidad de escapar que llevaba tanto tiempo esperando. Sólo tenía que atravesar esa puerta que él olvidó cerrar.
Se acercó. El miedo a lo que podría esperarle detrás le hizo retroceder. Quizá le estaba esperando….
Volvió a avanzar…
Y a retroceder….
En medio de esa tensión, le vino a la cabeza algo que su madre le decía a menudo: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Repitiendo el refrán como un mantra, se armó de valor, llegó hasta la puerta, empuñó la manilla y la giró. Cuando consiguió abrir, todo su cuerpo temblaba. Esperaba que él apareciera desde cualquier rincón.
Miró alrededor y no vio nada extraño.
Bajó la escalera y salió a la calle.
Caminó por la acera, y mientras se alejaba, le vino a la mente otro refrán de su madre: la mujer en casa y con la pata quebrada.
Sonrió y siguió caminando.
Zilarrezko Pagoa
(María Rosa Gómez Ranedo)