Sabemos que las tareas de cuidado son realizadas mayoritariamente por mujeres. En muchos casos la realización de estas tareas comienza a una muy temprana edad y esto tiene consecuencias directas en el desarrollo del plan de vida de las niñas. El abandono escolar limita las oportunidades de por vida y condiciona el ejercicio del resto de los derechos de esas niñas.
Según UNICEF las niñas dedican un 40% más de tiempo que los niños, o lo que es lo mismo, 160 millones de horas más, cada día, en las tareas como cocinar, limpiar, cuidar o recoger agua y leña y otras actividades vinculadas al ámbito doméstico. La dedicación de las niñas a estas tareas suele comenzar en la primera infancia, e ir aumentando a medida que crecen. Para cuando tienen entre 10 y 14 años le dedican un 50% más que los varones.
Dentro de estas tareas se suman, además, las vinculadas directamente a la maternidad, ya sea por el cuidado de hijos propios como resultado de embarazos tempranos o, el cuidado de los niños y niñas de la familia, hermanos, primos, etc.
A raíz de esta situación, las niñas no solo pierden la oportunidad de acceder a una educación de calidad que a su vez les brinde mayores oportunidades en el futuro, sino que también pierden la oportunidad de ser niñas y vivir su infancia plenamente.
Otra de las actividades vinculadas al ámbito doméstico que presenta un riesgo para el acceso de las niñas a la educación es el matrimonio forzado. Se calcula que 650 millones de mujeres han contraído matrimonio antes de cumplir los 18 años, esto es, 1 de cada 5. El 12% de ellas fue obligada a casarse antes de los 15 años.
Esta práctica somete a las niñas a la violación de sus derechos humanos más básicos al tiempo que las expone a ambientes muy poco seguros para su integridad física y emocional. Muchas veces se suele justificar que aun hoy esto siga ocurriendo porque se trata de una costumbre propia de determinadas comunidades, pero de ninguna manera las tradiciones pueden poner en riesgo y mucho menos cercenar los derechos de las mujeres.
Los matrimonios formados habían descendido un 15% en todo el mundo, pero la tendencia decreciente cambió después de la pandemia. El confinamiento y la modificación en la vida de las personas a lo largo de todo el mundo a raíz del virus COVID-19 profundizó las desigualdades de género afectando con mayor fuerza a las comunidades más pobres.
Todas estas son violaciones a los derechos humanos que afectan de forma diferenciada a las niñas y perpetúan la desigualdad basada en el sexo de las personas. Para alcanzar la igualdad de género es necesario comenzar por garantizar el acceso a la educación de las niñas de todo el mundo.
Para más información consulta los siguientes enlaces:
- Día Internacional de la Niña
- ¿Por qué las niñas abandonan la escuela y cuales son las consecuencias de la deserción escolar?
- Niñas y adolescentes en matrimonios infantiles o forzados
Esta actividad forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 11 de octubre, Día Internacional de la Niña, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.