El Instituto de las Mujeres lleva a cabo en julio de 2022 el estudio “La sexualidad de las mujeres jóvenes en el contexto español: percepciones subjetivas e impacto de la formación” que recoge una muestra representativa a cerca de la percepción de la sexualidad en jóvenes y adolescentes. En la presente investigación se analizan los valores, temores, expectativas, y dudas que contribuyen a dotar de significado la manera en que las jóvenes establecen sus relaciones afectivo-sexuales.
Las principales temáticas que incluye este estudio son: las percepciones, opiniones y actitudes generales hacia la sexualidad; las experiencias, hábitos, deseos y placeres sexuales; la influencia de la pornografía y las redes sociales; y, las violencias sexuales.
El presente informe se ha llevado a cabo a través de encuestas on-line (en el ámbito nacional), donde han participado mujeres entre los 18 y 25 años, recopilando un total de 1.516 resultados completos y válidos.
Tras el análisis de la información, el estudio afirma que España ha experimentado un cambio, producto en buena medida del avance del feminismo y el reemplazo generacional, en cuanto a apertura, diversidad y autoconocimiento sexual. Los datos muestran también la existencia de una dualidad en los roles madre/hermana, de un lado, y padre/hermano, de otro, con vínculos específicos de sororidad y confianza femenina a la hora de abordar temas relativos a la sexualidad.
Así, las cifras muestran que la penetración es la práctica más habitual entre las mujeres jóvenes, por encima de la masturbación (74,6% -66,5%); muchas de ellas manifiestan no haber practicado la masturbación hasta después de haber mantenido relaciones sexuales con otra persona. En esta línea, más de la mitad de las mujeres, un 57,7%, afirma haber tenido sexo con otra persona sin apetito o deseo sexual; una conducta probablemente asociada a las ideas de disponibilidad y satisfacción de los deseos sexuales de la pareja – por encima incluso de los propios – y vinculada también a roles y patrones de inequidad de género.
La valoración de la satisfacción con la propia vida sexual de las jóvenes se sitúa en un (positivo, aunque moderado) 6,6 sobre 10. Por su parte, la edad media de la primera relación sexual con penetración es de 16,7 años. El método anticonceptivo empleado con mayor frecuencia es, el preservativo masculino (83,6%), aunque los procedimientos hormonales como la píldora, el anillo o los parches registran también un grado de implantación notable (54%). El 43,5% ha acudido en alguna ocasión a métodos anticonceptivos de emergencia.
La mitad de las mujeres de entre 18 y 25 años declara haber consumido pornografía en internet. La edad media de acceso se sitúa en los 15,5 años, si bien no faltan quienes señalan edades más tempranas. Su consumo se erige así en un vector de reproducción de patrones de desigualdad y sexismo, que pueden afectar a la manera en que las (y los) jóvenes entienden y practican el sexo. En todo caso, y a tenor de los datos arrojados por estudios previos, el consumo de pornografía por parte de las mujeres resulta sensiblemente inferior al de los varones de la misma edad.
Los datos muestran también que un 67,4% de las mujeres ha recibido comentarios sexuales o sexistas inapropiados en espacios públicos, un 46% ha recibido imágenes o comentarios de índole sexual sin su consentimiento a través de redes sociales y un 36,2% ha sufrido tocamientos sexuales no deseados. Todo ello, supone una vulneración de los espacios públicos, tanto físicos como digitales, transitados por las mujeres, y un 60,7% de las mujeres entre 18 y 25 años declara haber sentido miedo de que alguien pudiera ejercer algún tipo de violencia sexual sobre ella en espacios públicos y hasta un 41,6% ha experimentado temor en lugares de ocio nocturno.
La investigación pone el enfoque de la necesidad de una mayor educación afectivo-sexual, diversa, holística y de calidad en la sociedad española donde también se explica la necesidad de un programa educativo con una perspectiva amplia capaz de integrar las necesidades formativas de los jóvenes. Las mujeres entrevistadas manifiestan que los contenidos sexuales que se imparten en la escuela son demasiado básicos: «son insuficientes, inadecuados y no se adaptan a nuestros deseos, inquietudes y necesidades«. Por lo tanto, demandan una educación sexual que incluya: la afectividad, el bienestar emocional, diferentes tipos de relaciones, perspectiva de género, y temáticas que enriquezcan sus vivencias.
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